Efectivamente mi profesión la seleccioné con motivos muy alejados de la docencia, según José M. Esteve el problema radica básicamente en que no tuve una vocación clara de enseñante, sin embargo creo que la mayoría tampoco la tiene, recuerdo que en la Universidad muchos fueron desertando conforme avanzábamos en la carrera, pero cuando te vas adentrando en esta profesión de docente, vas adquiriendo esa identidad que no logras de un día a otro. Al principio me sentía hasta “rara” cuando me decían profesora, estaba más identificada con el término de licenciada, muy común en las oficinas. Sin embargo con el tiempo te vas enamorando de la profesión a pesar de los contras de la misma en el trabajo, en los jóvenes encuentras sentimientos mas nobles, que con la edad se van perdiendo en la mayoría, sin olvidar por supuesto su juventud que parece nos refresca año con año.
Llegué a la docencia porque mi trabajo anterior me obligaba a estar mucho tiempo fuera de casa, es una actividad muy flexible, principalmente en los horarios y vacaciones ya que te brinda la oportunidad de trabajar sin abandonar tanto tiempo a tus hijos y lo mejor de todo, es que adquieres experiencias valiosísimas para vida en familia, cuando mis hijos llegaron a la adolescencia ya sabía a lo que me enfrentaba. Si bien José Esteves considera que ser un buen interlocutor y adaptar los niveles de enseñanza al nivel de los alumnos puede ser un problema en los profesores, en mi caso no lo considero así. No es vanidad simplemente mi profesión de periodista me lo exige así.
Lo que si represento un gran problema para mi al principio fue la disciplina, será porque como alumna también lo fue, así como el evitar aburrirme y aburrir a mis alumnos, lo cual me obliga a innovar y renovarme. Trataré de que no suene a justificación, pero el tener a veces hasta 7 grupos al semestre de 60 alumnos y de primer semestre, es muy agotador, entre un grupo y otro te pierdes y por supuesto no te aprendes el nombre de todos, lo cual dificulta a veces la interacción, ya que les molesta que no te puedas aprender sus nombres, por lo cual recurro a los apodos a veces (siempre y cuando no les moleste ni les ofenda) ya que se me graban mas fácil.
Considero que ser docente ha sido una gran experiencia que me ha dejado grandes aprendizajes, principalmente de los alumnos, si bien al principio fue novedoso y difícil, actualmente es una actividad que me deja grandes satisfacciones principalmente cuando observas que logras dejar algo positivo en tus alumnos, pero no solo los alumnos obtienen algo sino uno como docente también, es también una responsabilidad social que cuando le tomas cariño a la docencia es un placer.